03-12-2018
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Deutsche Bank considera que no habrá recesión en la economía mundial en 2019, aunque anticipa que sí se producirá una desaceleración. La entidad prevé que la economía global crezca por encima del 3,5% durante el próximo año a pesar de algunos factores políticos de riesgo como la guerra comercial entre EEUU y China, el Brexit y el desafío presupuestario italiano. Esta es una de las principales conclusiones del encuentro ‘Perspectivas económicas y estrategia de inversión para 2019’, presentado este lunes en Madrid por la entidad. En la presentación, Rosa Duce, Economista Jefe de Deutsche Bank en España, y Diego Jiménez-Albarracín, responsable de Renta Variable del Centro de Inversiones de Deutsche Bank España, han analizado algunas de las principales cuestiones de la economía a nivel global y han trazado la estrategia de inversión del banco de cara al año que viene.
Deutsche Bank avanza que la economía mundial crecerá en 2019, pero que lo hará a un ritmo menor que en 2018. De acuerdo con los cálculos de los analistas de la entidad, el conjunto de la economía global conseguirá mantener un crecimiento superior al 3,5% gracias al empuje de la economía estadounidense. En la Eurozona y en los mercados emergentes, los indicadores de confianza anticipan una ralentización de la actividad.
Tomando como referencia este escenario macroeconómico, Diego Jiménez-Albarracín, responsable de Renta Variable del Centro de Inversiones de Deutsche Bank, ha presentado la estrategia de inversión prevista para los próximos meses.
Los analistas de Deutsche Bank consideran que existen oportunidades selectivas en títulos corporativos. La entidad prevé que, en EEUU, los tipos a 10 años podrían subir a un año vista hasta el 3,25%-3,5%. Mientras, en Europa, los tipos a 10 años podrían subir también, pero los riesgos políticos y las tensiones comerciales limitarían dicho incremento.
“El fuerte crecimiento, la baja probabilidad de recesión y la solidez de los balances empresariales apoyarían a los bonos Investment Grade de EEUU. En Europa, tanto los títulos Investment Grade como High Yield serían atractivos, tras las ampliaciones de las primas de riesgo de las últimas semanas”, señala Jiménez-Albarracín.
En cuanto a los bonos emergentes, “aquéllos en divisa fuerte ofrecen rentabilidades atractivas, pero las tensiones comerciales y la subida del dólar hacen que sólo apostemos por títulos en divisa fuerte”, añade Jiménez-Albarracín.
“A corto plazo, la mayor fortaleza del crecimiento en EEUU y la mayor agresividad de la política de la Fed deberían favorecer al dólar”, indica Jiménez-Albarracín. Para finales de 2019 los expertos de la entidad prevén un tipo de cambio de 1,15 dólares/euro. Asimismo, se considera que la subida prevista de tipos por parte del BCE a cierre de 2019 limitaría mayores avances del dólar.
“Consideramos que en estos momentos las bolsas no están recogiendo la situación económica y empresarial”, afirma Jiménez-Albarracín. En EEUU, la fortaleza del crecimiento económico se traduciría en mayores beneficios y esto podría llevar al índice S&P a los 2.950 a un año vista. Según los analistas de Deutsche Bank, las caídas registradas en octubre y noviembre no se corresponden con los fundamentales económicos y empresariales y han colocado las valoraciones en niveles mucho más atractivos. “En Europa, las dudas políticas han generado un sentimiento negativo que ha pesado más que los beneficios empresariales. A corto plazo el potencial de subida está limitado por estos problemas”. En Emergentes, la subida de tipos de la Fed y las tensiones comerciales han provocado una rebaja en las perspectivas de beneficios.
El banco considera que el precio del crudo subirá hasta los 65 dólares/barril dada la baja probabilidad de recesión mundial y el recorte previsto de producción por parte de la OPEP en su reunión de la próxima semana. Además, “el oro podría beneficiarse de su papel refugio en un año que habrá momentos de incertidumbre y convertirse en un activo muy atractivo para los inversores que busquen diversificar su cartera y protegerse ante la incertidumbre política y la volatilidad, añade Jiménez-Albarracín.